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Mostrando entradas de abril, 2015

Comentario

Cuando se tiene un blog para contar experiencias, sueños y vivencias, lo más agradable, no sin dejar atrás todas las visitas que se reciben, son los comentarios que los queridos lectores dejan… y hoy, quiero hacer alusión y copiar-pegar uno de ellos que me llena el corazón del más absoluto gozo y alegría, aunque todos son desde el mas cariñoso cariño, quiero destacar uno de ellos. En mi última entrada titulada “Siempre conmigo”, hay un comentario que, especialmente, me ha llegado al alma, dado a todo el corazón que he visto en él. Copio-pego: Mery 27 de abril de 2015, 10:12 Al irse tu mamá mi abuela decidió acompañarla para hacerle compañía en tan largo viaje. Mi abueli ES así. Generosa, dicharachera, compañera, graciosa como ella sola, presumida, cantante, cuentacuentos, costurera, cocinera, maestra, enfermera, economísta, peluquera, miss del paseo, asesora del amor, paño de lágrimas, fabricante de sonrisas, creadora de vida y más vida. Grande! Mi abueli ES grande!!  

Siempre conmigo

Cuando una madre se va, el alma se te congela… ya no tienes el abrigo de sus abrazos… no tienes el aroma de su vida… de su pelo, de su amor. Te vuelves indecentemente arisca, no puedes pararte a pensar que no la vas a ver más, que no te va a sonreír al verte, que no te va a dar consejos, que no vas a sentarte en su mesa y te vas a comer todo lo que con tanto cariño ha cocinado y tan salvajemente bien sabe esa comida. Piensas que tu madre se ha ido con la más absoluta dignidad. No se ha quejado, no la has oído quejarse mientras se iba… solo la has abrazado y le has dicho… “mami, estoy aquí, te quiero mucho”… hasta quedarse sin aliento. Después te has ido a la calle y has caminado rápido hasta quedarte sin aire, mirando la cara de la gente, que cruza la calle, que mira escaparates, que sonríe, que corre… ajenos a tu dolor, tanto dolor, tan puto dolor, tan infinito dolor, tan dolor, tan. Cuando una madre se va es la misma sensación que cuando te cortaron el cordón umb

¿Pero qué haces?

Ya conocéis por otras historias a mi hermana Ana. Las dos juntas somos algo así como el Luisma y el Barajas… Alguna vez, yendo con ella por la calle, he tropezado y a ella no se le ocurre otra cosa que mirarme seria y decirme… “Coni te has despeinado”… y cosas miles de ese estilo. Ayer fuimos al hospital porque ella tenía una revisión rutinaria… Para empezar, no encontrábamos el sitio exacto, dado que ese hospital es como una ciudad de grande… hasta que tuvimos que ir preguntando edificio por edificio hasta dar con el sitio. Una vez dentro, era como un laberinto, que parecía que en cualquier momento íbamos a ver a Haguel pidiéndonos pulseras de plástico… pero dimos con la sala. Esperamos, la llaman, entramos… le dicen que se quite ropa para la exploración en un cuartito que había, pero ella se sale al pasillo, equivocándose de puerta, claro está… y oigo a la enfermera que le dice… “¿Dónde va?, esa es la salida”… ella entra y le indican el cuartito… se iba a la calle tan tr