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Mostrando entradas de febrero, 2016

Pan y chocolate

Me llamas por la ventana y me dices que suba a merendar. Subo, me duchas y me das pan y chocolate, te digo que me voy al patio a jugar y me dices que me lleve a mi hermana pequeña y que tenga mucho cuidado con ella… tu estas cosiendo, al lado de la radio, escuchando una novela. Me voy al patio y juego con mis amigas… y mi hermana pequeña siempre a mi lado, con esa cara de pillica… la miro y me hace sonreír. Me dice que se quiere ir a casa contigo mami, que se hace pipí… y yo la subo, intento dejarla contigo, pero tú me dices que me espere y que me la lleve otra vez, que tienes que hacer la cena y contigo se aburre. Me la llevo otra vez al patio con mis amigas. Me llamas otra vez por la ventana… “Coniiiii”, (esto me recuerda a la hija de la omaita llamando al Josua)… “sube que ya está la cena”. Subo con mi hermana pequeña, me voy contigo al baño mientras que la duchas y me dices que la entretenga mientras le haces su papilla… yo me la siento en las rodillas y le canto e

El día y la noche

Son como el aceite y el agua o como un ojo y el otro… se sienten, se intuyen… pero no se pueden ver ni mezclar. La noche espera al día y el día a la noche a través de los siglos… día tras día, no se cansa, al igual que el día a la noche. El día le regala rosas a la noche y la noche oscuridad, sombras y reflejos… pero no se pueden ver ni oler ni abrazar… y la noche es solitaria y así será por los siglos de los siglos… y el día está lleno de luz y color… y el día quema con sus soles y la noche enfría con sus lunas… el día y la noche y la noche y el día… Saben que están ahí, un día tras otro… hay un momento, donde se esconde el sol y da entrada a las sombras… que casi, casi se ven… pero no.. y cuando amanece, que el sol sale y el día comienza a desperezarse y a dormirse la noche… que casi, casi, pero no… no se pueden ver, ni oler, ni tocar… y siempre será así, día tras día, noche tras noche. El día y la noche… poético para los poetas, día y noche, noche y día… en un

La noche de...

El día de los enamorados es guay, pero antes molaba mucho mas… las parejitas se hacían regalos, se iban a comer juntos, cenita romántica… que por cierto, yo no sé lo que es una cenita romántica porque nunca me han, ni he hecho ninguna, pero debe ser muy divertida, con su vinito, sus velitas… sus… no sé, eso que se pone en las cenitas románticas. Ahora, a nadie le gusta ya este día, ahora lo llaman el día de la amistad… ¡pues vale!, pues el día de la amistad… ¡si ellos lo dicen!... pero hay días para todo, el día de la madre, el día del padre, el día de la mujer curranta, el día y el día y el día. Yo quiero inventar las noches… como por ejemplo, la noche del pestuzón… jo, molaría un “webo”, ¿que no?... y todos por ahí disfrazados de cosas fétidas y tirando botellitas de esas de peste, ¡que vaya peste que echa eso!, donde yo curraba antes, que era una fábrica donde se usaban productos químicos y se hacían formulas, había sulfuro, que eso olía a huevos podridos si se derramab

Águilas

Una sirena quedo embarazada. Huyendo de que el fondo del mar le diera la espalda, busco un sitio donde parir… salió a la superficie y nado y nado y nado, hasta que encontró la orilla… un recodo de tierra calentito, lleno de flores… ahí la sirena dio a luz a su hijo. Cada mañana la sirena salía a la superficie y lo amamantaba, le cambiaba los pañales y le cantaba una canción… y volvía al fondo del mar… y nadie supo nada de su hijo, solo ella.  Cierto día, las sirena salió a dar de comer a su hijo y vio un pájaro gigantesco, imperial, con sus garras… volando sobre su bebe… la sirena se asusto mucho y se acerco a la orilla cautelosa y temerosa pero firme… el águila le dijo… “sirena, no temas, tu hijo es mayor y ya no necesita tanto de tus cuidados, vete tranquila al mar que es donde tienes que estar, yo cuidare a tu hijo”… y la sirena, mirando al águila con confianza, le dio las gracias y se despidió de ambos. La sirena aun sale de vez en cuando a la superficie a ver a su